Mientras haya ciudadanos más empoderados, más se puede exigir
Latinoamérica es reconocida como una región en la cual mucha gente vota pero poca participa. Una de las razones para esto es que se considera que el voto es la única manera de influir en la política; en el caso de Colombia, otra de las razones para esto es que el largo conflicto armado en el territorio ha afectado, en gran medida, la cultura política de sus habitantes.
Cultura política se entiende como la presencia ciudadana en el espacio público y en los asuntos de interés general de modo que, para que esta exista, son necesarias algunas condiciones como que haya confianza en las instituciones, posibilidades de dialogar y participar en los asuntos públicos, rechazo de la violencia estatal y privada, tolerancia, libertad y conocimiento sobre los derechos y los aspectos y canales a través de los cuales se puede participar.
El objetivo de la participación no es solo mejorar el proceso de desarrollo de las políticas públicas de un país, si no también poder redistribuir el poder en la ciudadanía con mecanismos de democracia. Por eso, en esta publicación presentamos algunas de las herramientas para hacer veeduría al poder público y para participar en asuntos políticos, las cuales son unas de las formas legítimas de hacer control social sobre la administración.
Otros pasos clave para empezar a ejercer la ciudadanía son: informarse a través de canales confiables, conocer y no ser indiferentes frente a las problemáticas colectivas, respetar la pluralidad, tener la voluntad para cooperar con otros, desarrollar un pensamiento crítico y un compromiso con lo público.
La ciudadanía es una práctica comprometida con lo público que tiene como objetivo colaborar con un posible cambio social y que se consolida con la participación, por eso todos los mecanismos y pasos expuestos anteriormente son condiciones previas para la participación, porque si bien en Colombia existe todo un andamiaje que sustenta diversas formas de control social, hay una brecha entre la oferta institucional y la realidad de acceso y de uso de estos mecanismos; por eso, la pedagogía en estos aspectos es fundamental para que pueda haber una real participación dentro de una democracia pluralista. Esta tarea es fundamental porque:
Mientras haya ciudadanos más empoderados, se puede exigir más.